EL
MUNDO
4 noviembre
2016
Irene Asiaín
Este
mercado mueve al año 3.500 millones de dólares anuales y se espera que en 2020
se alcancen los 7.400 millones.
Aquellos
baños de leche que tomaba la reina Cleopatra encandilaron a la cosmética actual
que, inspirada por ese culto a la belleza del Antiguo Egipto, impulsó la
belleza desde dentro: la nutricosmética.
Ácido
hialurónico, vitaminas, extractos de plantas o minerales son nutricosméticos que pueden encontrarse en forma de
pastillas, píldoras, cápsulas o ampollas monodosis. Un mercado en plena
ebullición que ya consigue atrapar al 28% de la población española. Sin
embargo, nuestro país aún se encuentra por debajo de la media europea (48%) en
la demanda de estos productos. Por el momento, su crecimiento interanual se
mantiene en un 5%, según cifras de la consultora Nielsen.
Este
mercado mueve 3.500 millones de dólares anuales y se espera que para 2020 se
alcancen los 7.400 millones. Este crecimiento paulatino se ve asociado al
aumento de la preocupación por una alimentación sana y ejercicio físico para
llevar una vida saludable. En el caso de España, durante el 2015 los alimentos
saludables vendidos supusieron 1.059,6 millones de euros, el 23,4% de las
ventas totales, según el Informe 2016 del mercado de la alimentación saludable
realizado por Alimarket y basado en datos de IRI.
Laboratorios
Phergal afirma que "uno de los segmentos más
maduros en España es la fotoprotección por vía oral". Y es que la nutricosmética supone el 8% del mercado global de dermoestética. Asimismo, es destacable la fidelidad del
consumidor con este tipo de productos, pues hasta un 50% de los consumidores de
cosmética oral lo hace durante todo el año.
Según
Diego Hoyos de Laboratorios Phergal existe una
jerarquía en la demanda de nutricosméticos. "Los
más demandados son los potenciadores del bronceado, es decir aquéllos que
preparan la piel antes de tomar el sol". Seguidamente encontraríamos todos
los relacionados con la caída capilar aunque, hoy en día, "lo que más se
está demandando son los tratamientos antiedad y antiarrugas basados sobre todo
en el aporte de colágeno, de ácido hialurónico y de antioxidantes" que
tienen como principal objetivo reducir las marcas de la edad. Asimismo, están
surgiendo nuevos productos en el mercado de la nutricosmética,
como son las algas o los flavanoles de cacao, que
resultan satisfactorios para la salud y, como consecuencia de ello, mejoran el
aspecto físico.
Sin
embargo, el verdadero boom se encuentra en Asia Pacífico y EEUU, donde algunos
supermercados se han convertido en verdaderos laboratorios, pues han creado
espacios específicos para la venta de una gran variedad de nutricosméticos.
Japón lidera el mercado mundial con una demanda del 50% ya que, desde hace
años, las mujeres toman suplementos de placenta con los que, supuestamente,
consiguen efectos rejuvenecedores. Algo parecido ocurre en China, donde
productos como la gelatina de trasero de burro ayuda a mantener un aspecto más
joven. En Londres, tiendas tan exclusivas como Harrods
o Selfridges ya dedican un espacio sólo a nutricosméticos.
El
público objetivo que más reclama estos productos son las mujeres de entre 30 y
45 años, que constituirían el 75%. Los hombres supondrían el 25% restante.
Ambos acuden a la nutricosmética, en su mayoría, por
la misma razón: frenar las marcas de la edad.
Sin
embargo, aún no existen líneas de nutricosmética
especialmente para hombres. Desde Laboratorios Phergal
afirman que "la mayoría de los laboratorios estamos focalizados en el
mercado femenino. Aún estamos en el primer estadio, pero seguramente el
siguiente paso sea el de la nutricosmética para
hombres". Aunque lo cierto es que la compañía de salud y belleza Amway anunció, tras la apertura de su segundo centro en
Barcelona a principios de octubre, el lanzamiento de una nueva línea de nutricosmética y cuidado personal para el hombre, HYMM for men, presentada inicialmente
en el mes de febrero en Japón y que incluye ingredientes como aloe vera,
vitamina E y camomila, entre otros.
La AEMPS no regula los nutricosméticos
La
dietista-nutricionista Ana Bilbao sostiene que estos suplementos nutricionales
"siempre tienen que complementar la dieta, nunca la deben sustituir y será
la Unión Europea la que dicte las cantidades máximas de principios activos que
deben de contener para que sean eficaces y seguros". Y es que existe un
peligro que es el denominado efecto halo, es decir, descuidar una dieta
saludable creyendo que los suplementos te aportan todo aquello que necesitas.
En España, la Asociación Española del Medicamento (AEMPS) no realiza control
alguno de estos productos por lo que "no hay suficiente evidencia que
avale con rigurosidad sus beneficios o garantice su seguridad. No hay suficientes
estudios que confirmen que el consumo de nutricosméticos
mejore la piel o retrase el envejecimiento".
Es más,
según declaraciones de Julio Basulto a la Cadena Ser,
la OCU en alguna ocasión ha conseguido retirar ciertos productos de este tipo
por considerarse ineficaces o peligrosos, como ocurre con los antioxidantes que
pueden frenar la muerte celular, necesaria para acabar con las células
cancerígenas. Además, "en los complementos de hierbas, nadie se ha
detenido a analizar la cantidad de arsénico que llevan". Otro ejemplo
podrían ser los suplementos para deportistas, en los que «casi en el 15%
podemos encontrar sustancias no declaradas».
Ana
Bilbao explica que "en este sentido, los expertos en alimentación,
nutrición y bioquímica enfocan su opinión hacia la ingesta de alimentos ricos
en nutrientes y generar una precaución en el uso de este tipo de productos.
Nosotros entendemos los complementos alimenticios como una ayuda a una correcta
alimentación y unos buenos hábitos de vida". Asimismo, alega que no es
necesario recurrir a pastillas o píldoras ya que en el mercado hay gran
variedad de productos con nutrientes entre los que destacan las frutas,
verduras crudas, cereales integrales, legumbres y frutos secos.
Y es
que este interés por una vida sana ha provocado que empresas dedicadas al
sector de la cosmética inviertan en el desarrollo de nuevas tecnologías (como
la nanoencapsulación) e ingredientes beneficiosos
para la salud extraídos de recursos naturales, lo que, a su vez, contribuye al
desarrollo de productos como los nutricosméticos.